jueves, 30 de enero de 2014

Tómate un café sin dejar huella

Con amigos o sola, mientras trabajo o descanso, hay pocas cosas que disfruto tanto como una buena taza de café o té y estoy segura de que muchos de ustedes tienen eso en común conmigo. Ésta es una de las actividades cotidianas más comunes, tanto que rara vez nos ponemos a pensar en el impacto ambiental que tiene algo tan simple como darnos una vuelta por nuestra cafetería favorita.


Para reducir la huella que dejamos al tomarnos un té o café, lo más útil sería eliminar el uso de los vasos de papel, plástico o unicel, que se convierten en basura. Para esto tenemos dos opciones. Si vas a tomar tu bebida en la cafetería o en tu casa, sírvela o pide que te la sirvan en una taza no desechable. Si tu café es para llevar, acostúmbrate a cargar un termo; hoy en día en cualquier cafetería puedes pedir que te sirvan ahí. Los hay de muchos tamaños, materiales y diseños diferentes, seguro encontrarás uno que vaya contigo.


Si por alguna razón tienes que usar un vaso desechable y tomas más de una bebida, pide que te sirvan la segunda en el vaso de la primera; de esta forma al menos reduces a la mitad la basura producida. Además, procura no pedir tapa al menos que sea verdaderamente necesario. Aunque no lo parezca, a la larga estos detalles hacen una gran diferencia.

Otra cosa que puedes sustituír por una versión no desechable son las mangas para vaso, que están hechas de cartón y sirven para que no te quemes cuando sostienes una bebida caliente. Sin embargo existen algunas de plástico que puedes rehusar las veces que quieras y que, como los termos, hay en varios colores y diseños. Puedes encontrarlas en diferentes lados, por ejemplo Wal-Mart o Superama y normalmente cuestan menos de treinta pesos. Otra alternativa es tejer la tuya, lo que le da un toque muy personal.

 

 Algunos consejos más: trata de usar azúcar de azucarera antes que de sobre, porque nuevamente esto resulta en menos basura. Si estás tomándote un café con un amigo y hay agitadores o cucharas desechables, pueden usar una sola para endulzar ambas bebidas.

Finalmente, recuerda que todo desperdicio de alimentos conlleva un gasto innecesario de recursos, así que procura acabarte todo el café o té que pidas o prepares. Si sabes que es demasiado, haz menos o pide un menor tamaño. Si se enfría, recaliéntalo. Haz de estos momentos tan agradables unos que no tengan un impacto negativo en el planeta.

miércoles, 15 de enero de 2014

La importancia del consumo local

Hoy en día la globalización pone a nuestro alcance productos provenientes de los lugares más remotos, a los que no hubiéramos tenido acceso en el pasado. Actualmente es fácil encontrar carne argentina, vino francés y quesos suizos en los supermercados mexicanos. En esta tierra del cacao, muchos de los chocolates que se venden son belgas. Sin embargo hasta hace poco nos detuvimos a pensar en las consecuencias de producir algo y venderlo al otro lado del mundo. Así surgió el concepto del consumo local. 


La idea es sencilla: comprar productos cosechados o elaborados lo más cerca posible del lugar donde se venden y a la vez de donde vives. Aunque abarca toda clase de cosas, el consumo local de alimentos es el que más hace la diferencia. Naturalmente esto tiene sus limitaciones, sobre todo para aquellos que vivimos en la ciudad, porque no tenemos granjas o huertos a la vuelta. Además muchas veces lo extranjero parece más atractivo por diversas razones. Sin embargo vale la pena probar productos locales.

Para empezar, al hacer esto estarás contribuyendo a la economía local y a la autosustentabilidad del lugar; pero lo que más nos atañe en este blog es el impacto que esto causa en el ambiente. En primer lugar los alimentos que vienen de fuera tardan más tiempo en llegar de su punto de origen al lugar de venta, lo que significa que necesita más conservadores y por lo tanto se utiliza una mayor cantidad de productos químicos en su procesamiento. En segundo lugar, cuando un alimento va a transportarse, usualmente requiere un empaque más seguro y elaborado. A veces incluso hacen falta dobles envolturas para que los productos resistan el traslado. Esto se traduce en un gasto energético y de materiales para crear estos empaques, que además acabarán convirtiéndose en basura. 



En tercer lugar, el transporte de estos productos en sí conlleva una utilización de combustibles fósiles, que aumenta entre más lejos sea. Esto contribuye al calentamiento global y al agotamiento de recursos. El profesor Tim Lang, de la City University de Londres, acuñó el término Food Miles, que hace referencia a la distancia que recorre la comida desde su lugar de producción hasta el de consumo; éste se usa para estudiar el impacto ambiental que tiene el transporte de alimentos en todo el mundo. En los estudios se toman en cuenta tanto la distancia como el tipo de transporte, además de otros recursos necesarios para llevar a cabo el traslado. Incluso se considera si los productos se venden en lugares a los que los compradores pueden llegar a pie o en bicicleta, o si es necesario usar un automóvil. 


Te invito a que te unas a este esfuerzo y compres la mayor cantidad de productos locales en tiendas, mercados y tianguis ubicados cerca de tu hogar. No sólo me refiero a cereales, frutas y verduras; también ayuda comprar alimentos elaborados como lácteos, pan y enlatados. Además si tomamos en cuenta el impacto negativo que implica cualquier transportación innecesaria, la adquisición de todo producto local en lugar de uno foráneo trae beneficios; esto incluye ropa, maquillajes, productos de cuidado personal y para el hogar, etc. Cuando compres cualquier cosa, averigua de dónde proviene y si existe una versión local, elígela por encima de otras que vengan de más lejos. 


Recuerda, entre más cerca se haya originado el producto, mejor. Si lo que buscas no se produce en tu zona, busca que sea al menos de tu región. Si no, procura que sea del país o en el peor de los casos del continente. No olvides que al momento de escoger tus productos deber tomar en cuenta otras cosas, como si son biodegradables, libres de crueldad animal o hechos con materiales reciclados. Pero cuando no tengas que hacer estas consideraciones, no lo dudes, ¡ve por lo local! 

miércoles, 1 de enero de 2014

Propósito por la tierra

Uno de los propósitos más comunes que se hace la gente cada Año Nuevo es dejar de fumar; algunos lo hacen por su salud, otros por la de su familia. Si eso no es suficiente para hacerte esta promesa o para cumplirla, deben agregar a la lista de razones el hecho de que el consumo de tabaco tiene efectos nocivos para el ambiente.

                Según la OMS, se deforestan entre 1.2 y 2.5 millones de hectáreas al año en el proceso de producción de tabaco. Esto incluye desde la madera que se usa para ahumar las hojas, hasta la que se usa para hacer el papel de los cigarros. A esto hay que sumarle el gasto energético que implica la producción de las envolturas de cartón y de celofán, así como la distribución de los cigarros a distintas partes del país o del mundo.



 Lo único que resulta del uso de este producto son residuos: las cajetillas, las colillas y naturalmente aquellos que acaban en el aire. Se estima que cada año se tiran cerca de 4.5 billones de colillas, por lo que esta es la causa más grande de basura en el mundo, ya  que tardan entre 25 y 30 años en degradarse.



Cuando se quema, el tabaco tiene más de 8,000 sustancias contaminantes, que no sólo se van a los pulmones del  fumador o de los que están cerca, sino que se liberan en el ambiente. Los fumadores del mundo producen anualmente 225,000 toneladas de CO2, uno de los principales causantes del efecto invernadero. Esto equivaldría a que unos 12,000 automóviles recorrieran 10,000 kilómetros más. Se considera que los cigarros son uno de los elementos que más contribuye al cambio climático global, debido a que el humo que producen provoca una concentración de contaminantes en el aire hasta diez veces mayor que lo que liberan los motores de diésel.


 A todo esto hay que añadir los problemas indirectos que causa el consumo del tabaco en el ambiente, como los incendios forestales, la muerte de animales silvestres que por error se tragan las colillas o la polución de ríos o mares a los que se arroja el alquitrán, el plomo y el arsénico que se usan para hacer los cigarros.
                Por estas y otras razones les recomiendo que este año hagan un esfuerzo extra y dejen atrás este hábito o al menos reduzcan la cantidad de cigarros que consumen. La diferencia que puede hacer un fumador menos es mayor de lo que se imaginan, además de que dejar de fumar traerá bienestar para ustedes de muchas otras maneras. Así que en este año que inicia les deseo voluntad, fuerza y empatía con nuestro planeta. ¡Saludos y buen 2014!

Fuentes: